domingo, 30 de mayo de 2010

Todos los seres humanos son seres humanos


-Es la primera vez en todo el mundo que un magistrado, en democracia, es privado de su cargo y sometido a juicio por intentar conseguir verdad, justicia y reparación para las víctimas de crímenes internacionales.
Estoy muy triste, Gaia. Veo acercarse la tragedia. En estos días ocurre, que me cuesta encontrar la belleza. Los motivos por los que el mundo merece ser amado se me escapan. Las sombras de los asesinos portan ahora las togas y exhiben la impunidad como un trofeo.

El silencio se alargó entre ellas durante un tiempo. Ana sentía su dolor multiplicarse, la infamia florecer en las cunetas.

-Todos debemos despedir la vida algún día, pero ¿como decir adiós a la dignidad? Los jueces han cumplido su juramento de lealtad a la antigua bestia.
¿En qué lugar se detendrá la muerte si la justicia no puede ser invocada? Un nuevo ciclo de destrucción se cierne sobre la ingenuidad de los nuevos proscritos. Al principio, todas las víctimas piensan que ser inocente basta para no ser atacadas. Al principio, todas las víctimas esperan que la justicia las defienda.
Todos los seres humanos son seres humanos. Cuando esa verdad se traiciona en los tribunales, nunca hay suficientes columnas, suficientes estatuas o suficientes alfombras, para reparar el alma de la justicia.

sábado, 15 de mayo de 2010

Huyendo del Cielo




- Dime Ana ¿qué sabes de Dios?
- No sabría decirte en cuantas mentes existe Dios, ni cuantos seres humanos necesitan proyectar su ego en otra vida para dar sentido a su existencia. Ansiamos repetir lo que somos, y no lo vemos a nuestro lado replicado por millones en todas la formas. Debemos hacer grande nuestro corazón para que quepa en él un atisbo de tanta belleza.
En las mentes donde vive Dios, esta vida solo es un trámite y los ríos, los mares y la vida están destinados al Apocalipsis. En su paraíso, la desobediencia es el peor de los delitos. Dios exige la sumisión y abomina de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En este país, el fascismo puso a su disposición millones de niños para ser alienados. Y la Iglesia bendijo los crímenes y alentó los escuadrones.
Con un infierno donde se tortura sin medida, con condenas a perpetuidad por desobediencia y con juicios sumarísimos sin garantías, no creo que ningún tirano pueda hacerle sombra. En el Reino de los Cielos, solo pueden entonarse alabanzas al Señor. No hay libertad de expresión.
Solo espero que Dios tenga al menos algo de palabra, respete la libertad que me concedió y me permita amar la vida, amar a mis semejantes y morir sin Cielo. Si algún premio merezco, que quede para los que vivan después, en este mundo.

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